Miró hacia abajo y se vio los pies sobre la alfombrilla de ducha.
Movió los dedos. Les sonrió a sus dedos. Y a su ombligo, en medio de la redondez de su tripa.
Se siguió mirando y recordó, casi en voz alta, el título de la película: “Las mujeres de verdad tienen curvas”.
Se sonrió de nuevo.
Alzó la cabeza y dejó que el agua le golpeara con fuerza en la cara. El agua le penetró en los oídos, dejándola sorda.
Sola.
Y se vio.
Se vio desnuda bajo la tormenta.
Bajo todas las tormentas del mundo, a las que amaba... sin remedio.
1 comentario:
Las mujeres de verdad tienen curvas... o mejor dicho, las buenas mujeres.
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